Plagio o Inspiración: ¿Cúal es el límite?

Con el surgimiento de las nuevas tecnologías, especialmente Internet, el plagio, ha desarrollado una gran cantidad de adeptos. Quizás la falta de controles, o una legislación obsoleta, hicieron de la piratería una moda. Pero, la gran pregunta que debemos hacernos es: ¿Cuándo nació el plagio?
          Si nos remontamos a la antigüedad, veremos que Heráclito ya había denunciado por plagio a su colega y rival Pitágoras, a quien acusó de ser un “acaparador de conocimiento”.
“La Antigüedad, no otorgaba demasiada estima a la originalidad creativa, aunque es frecuente encontrar acusaciones de plagio entre los grandes escritores griegos, (Aristófanes de haber copiado a Eurípides, Demóstenes a Iseo, etc.), no parece haber tenido más trascendencia que los chismorreos sobre algo no considerado del todo limpio, aunque tampoco, en ningún caso, ilícito”(1) describe Kevin Perromat, en la historia del plagio.
Pero sin ir más lejos, el plagio convive con la sociedad, muchas veces destruyendo datos, artículos o manifestaciones culturales que forman parte de una historia.
El querer atribuirse, algo que no nos pertenece, es constituir lisa y llanamente un robo. Hoy, con Internet ya no existen límites para eso, puesto que cualquier persona, arma su blog, copia un texto y sin el más minimo remordimiento, lo firma como propio.
Sin embargo, se deberían establecer límites, entre lo que debemos considerar como plagio y lo que no. Con ese fin, habría que saber diferenciar aquello que, puede ser inspiración sobre un determinado tema, de lo que es burda copia fiel, de algo creado con anterioridad...


Por Lic. María Florencia Ferreyro

Licenciada en Periodismo

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